Homilía para el día de Navidad, Año A
La Palabra Hecha Carne Esta Entre Nosotros!
Lecturas: 1ra: Is 52, 7-10; Sal: 97, 1-6; 2da: He 1, 1-6; Ev: Juan 1, 1-18
Esta breve reflexión fue escrita por el Padre Canice Chukwuemeka Njoku, C.S.Sp. Es un sacerdote católico y miembro de la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos). Es un misionero en Puerto Rico. Es el Párroco de la Parroquia la Resurrección del Señor, Canóvanas y el Superior Mayor la Congregación del Espíritu Santo (Espirítanos), Circunscripción de Puerto Rico y Republica Dominicana. Era el Canciller de la Diócesis de Fajardo Humacao, Puerto Rico. El Padre Canice es miembro de la academia de homilética (The Academy of Homiletics). Para más detalles y comentarios se puede contactarlo al:
canice_c_njoku@yahoo.com, canicechukwuemeka@gmail.com
(https://orcid.org/0000-0002-8452-8392)
“Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.” Hoy es día de Navidad. El día que hemos estado esperando hace mucho tiempo. La Navidad es un hito en la historia de nuestra salvación. Así, es maravilloso saber que “Dios está con nosotros.”

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Hoy, Dios ha probado la profundidad de su amor por cumplir su promesa. La palabra de Dios ya no es sólo el mensaje hablado por los profetas. Ahora, es una persona humana. La palabra se ha convertido en carne a través de la Santísima Virgen María. El mensaje central de la celebración de hoy es la encarnación y la plenitud de la revelación divina de Dios en Cristo.
Nuestra primera lectura de Isaías encuentra su ámbito de realización en el nacimiento de Jesucristo, en su vida y ministerio. Isaías proclama: “¡Cuán hermosos en las montañas son los pies del que trae buenas noticias!” De hecho, la buena noticia está entre nosotros. Es la buena noticia de amor, paz, caridad y felicidad. Sobre todo, es una buena noticia de vida y salvación.
Por lo tanto, nosotros, que hemos esperado fielmente, con paciencia y vigilancia durante el tiempo de Adviento, debemos levantar nuestra voz y gritar de alegría, porque el Señor, nuestro Dios, está ahora con nosotros. La llamada del Profeta hoy en día es un llamado a celebrar el Emmanuel, Dios con nosotros. Es una llamada a ser feliz.
En nuestra segunda lectura, la Carta a los hebreos se captura y presenta lo que Dios hizo para nosotros hoy de una manera espectacular: “Dios habló a nuestros antepasados por medio de los profetas; pero en nuestro propio tiempo…nos ha hablado por el hijo…Él es la luz resplandeciente de la gloria de Dios y la copia perfecta de su naturaleza.”
La Carta a los hebreos simplemente expresa que Dios ha cumplido la promesa que hizo a través de los profetas. Se trata de revelar el misterio oculto de nuestra salvación. Ahora, nosotros somos los favorecidos. Es decir, todos los que hemos recibido el nuevo bebé nacido en nuestros corazones. La Revelación ha alcanzado su apogeo hoy, y el misterio oculto en la antigua alianza se ha revelado plenamente en Jesucristo. Por lo tanto, no necesitamos más revelación pública.
El Evangelio de Juan nos da una sinopsis de lo que sucedió hoy, la encarnación divina de Dios: “La palabra se hizo carne, vivió entre nosotros y vimos su gloria.” La palabra que estaba con el Padre como espíritu está ahora con nosotros tanto como carne y espíritu. Por lo tanto, no perdió su divinidad, Dios por medio de Cristo su hijo, condescendió a ser como nosotros. ¡Qué gran amor el que Dios ha demostrado a nosotros su pueblo!
Por lo que, hoy celebramos el sacrificio. Así que, debemos estar dispuestos a sacrificar algo por el bien de nuestros hermanos, como hizo Cristo por venir a compartir en nuestra naturaleza. Hoy celebramos la humildad. Por lo tanto, debemos aprender a ser humildes como Cristo, quien, a pesar de ser Dios, tomó nuestra naturaleza. Celebramos el reinado de la paz. Es decir, paz no como el mundo la da, sino como Dios había prometido ofrecerla a aquellos que creen en Él (Jn 14, 21). Así mismo, celebramos la realización de nuestra esperanza en Cristo Jesús.
Por último, hoy es un día de alegría. Así, mis queridos hermanos les deseo a todos ustedes una maravillosa celebración en esta temporada de alegría. Por lo tanto: “Toquen la cítara para el Señor, suenen los instrumentos; con clarines y al son de trompetas aclamen al Rey y Señor
¡Feliz Navidad!
¡La paz sea con ustedes!
¡Maranatha!
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